Llamó a su madre, y ella le respondió:
- ¿Qué quieres cariño?.
- Mamá, el día que mueras ¿cómo quieres que te entierre?.
Ella dibujo una sonrisa en los labios, ¡cuanto tiempo hacia que nadie le hablaba con palabras desnudas!
- Hijo, sorpréndeme.
2 comentarios:
Genial, auténticamente sorprendente este microrrelato. A mí también me gustaría que me sorprendieran con mi incineración… pero vete a saber…
me has dejado con los ojos como platos...
vaya... me vas ha dejar pensando un rato...
Un saludo
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