sábado, 19 de abril de 2014

Frialdad.

Cogió la mano de la madre muerta, recogió los suspiros, la voz de sus recuerdos y olvidó su muerte.
El tecletar de la maquina de coser, comprada con el esfuerzo del sudor de la frente, se dejo sentir dentro de la habitación, intentó encontrar la persona que mecía la maquina, sin encontrarla. Entonces su cuerpo recogío el frío helado de la muerte y una lágrima recorrió la cara hasta rozar sus labios.

No hay comentarios: