Ella siempre decía la edad que quería, siempre con algunos digitos de menos, mentía pero no lo hacía con coquetería, simplemente por que nunca se acordaba cuando había nacido.
Sólo el carnet que celosamente lo guardaba con sus papeles mas importantes, uno actualizado y otro antiguo, ya caducado, le decía su edad. Nacida en el 24, así rezaba en su Documento Nacional de Identidad.
Con el paso del tiempo, descubrío que su hermana menor también había nacido en el 24, pero ahora este nuevo dato ya no le daba ninguna importancia, ahora sólo necesita aferrarse a la vida y dejar los años correr, porque la verdad, a veces es mentira.
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