viernes, 27 de agosto de 2010

Fotografiando el amor.

La cámara disparó una y otra vez sobre su rostro. Sus ojos y su boca quedaron clavadas en el objetivo. En su cuarto oscuro, emborrachodo con su imagen, se enamoró perdidamente de ella. Y ahora la busca, sin encontrarla. Maldice su rostro y se maldice a él, por no tenerla entre sus manos.

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